Estaba en mi casa del pueblo, en el salón mas concretamente y veía como mi perra no era capaz de atravesarlo de un lado a otro. Siempre se paraba en mitad del salón, comenzaba a ladrar, se agachaba y se orinaba encima; la tenía que coger en brazos y pasarla de un lugar a otro.
A continuación aparecía en otro lugar con un hombre negro, muy negro. Según me dijeron era de Nueva Guinea. Este hombre comenzó a decirme lo que tenía que hacer para que la perra pudiese pasar a través de ese lugar de la casa y "limpiar" el salón espiritualmente, pero no lo recuerdo. Mientras me comentaba todo esto, caminábamos juntos por un puerto marino. El puerto era un poco peculiar ya que había una iglesia pequeña, con planta en forma de cruz griega o encuadrada, en medio del agua y solamente se podía acceder a ella nadando.
Desde otro punto del puerto se veía un monte en medio del agua, pero estaba situado de tal forma que solamente se veía la silueta. Me fijé en que de vez en cuando la cima del monte palpitaba y surgía de la tierra la silueta de un hombre enorme, fuerte y con cierto aire diabólico a la superficie. El hombre que me acompañaba decía que solamente se podía entrar en ese monte si se tenía una fe extrema, no me dijo en qué. Una de las veces vi como una persona se acercaba al monte, éste se abría, aparecía el hombre enorme, agarraba a la persona y la metía dentro.
Yo pensé que entrar ahí significaba morir, pero otro hombre comenzó a hablarme y a decirme que si que se salía con vida, y es mas, había un cambio en la mente de la persona que lo hacía, pero solo sobrevivían las personas que tenían mas fe.
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